“Es más poderoso quien tiene poder sobre sí mismo”
Séneca
- ¿Dudas de tu propia valía?
- ¿Magnificas tus errores?
- ¿Eres hipersensible a la crítica o a la desaprobación?
- ¿Sientes que das mucho más de lo que recibes?
- ¿Asumes el papel de víctima?
- ¿Te sientes culpable por no llegar a todo?
- ¿Te sientes culpable por no complacer a todos?
- ¿Eres demasiado autoexigente?
- ¿Crees que no eres una persona suficientemente atractiva?
- ¿Te cuesta proteger tus intereses?
- ¿Tienes tendencia a ser pesimista?
Si has contestado “Sí” a alguna de estas preguntas es muy probable que tengas un déficit de autoestima y, en consecuencia, seas más vulnerable a sufrir ansiedad y/o depresión.
Tener autoestima significa:
- Tener confianza en las propias capacidades.
- Tener confianza para afrontar los desafíos de la vida.
- Sentirse una persona valiosa.
- Sentirse a gusto en la propia piel.
- Sentirse digno y merecedor de amor, respeto y felicidad.
- Proteger los propios intereses.
- Autorizarse a tener éxito.
- Autorizarse a satisfacer los propios deseos y necesidades.
- Autorizarse a ser una persona estratégica.
- Autorizarse a decir “no”.
- Autorizarse a pedir y a negociar.
- Autorizarse a alejarse de personas “tóxicas” en la esfera privada.
- Autorizarse a equivocarse.
Desarrollar una sana autoestima es una condición imprescindible para experimentar un alto grado de bienestar físico y emocional.
Si fortaleces tu autoestima tendrás muchas más posibilidades de lograr tus objetivos personales y profesionales, disfrutar de la vida sin stress y, en definitiva, ser más feliz.